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Serie de los Aficionados de CITY: Fleur de Noise

CITY SUPPORTER SERIES - FDN_Article Header

Escrito por Michael Haffner

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ā€œEs la mejor iglesia en la que haya visitadoā€.

Puede que sea extraño comparar a un evento deportivo con un lugar de culto, pero por otra parte, la experiencia en CITYPARK no es cualquier evento deportivo común y corriente.

Y se lo dice alguien que se puso a tocar el tambor para la iglesia. Zach Ziaja se enseñó Ć©l mismo a tocar el tambor en una banda de la iglesia cuando era niƱo y se considera ā€œel peor tamborileroā€. Ahora lo hace semanalmente para mĆ”s de 22,000 personas varias veces al mes. Para muchos mĆŗsicos, hacer esto regularmente ante una multitud serĆ­a la realización de un sueƱo. Y sin embargo, un grupo de mĆŗsicos al azar, muchos de los cuales ni siquiera son profesionales, viven ese sueƱo en St. Louis.

Fleur de Noise (FdN) es un colectivo interesante ya que incluyen miembros de todos los diferentes grupos, los cuales destacaremos en esta serie. Son dirigidos por Zach y Sam Wise, quienes tocaban los tambores para el equipo de la USL Saint Louis FC. Sam explica que su deseo de ser parte de la comunidad del fĆŗtbol fue lo que lo llevó a tocar el tambor. ā€œElegĆ­ el tambor porque a mĆ­ me pareció que era la manera mĆ”s fĆ”cil de conocerlos a todos. No tenĆ­a que esforzarme socializando directamente si tocaba el tambor… la gente vendrĆ­a a conocermeā€.

Cada miembro aporta su propio sonido, historia y nivel de experiencia al grupo. Rick Breyer participó previamente en la línea competitiva de tamborileros, mientras que Clayton Kolkmeier ayudó con la experiencia del día de juego para el Austin FC antes de regresar a St. Louis. Y esos son solo algunos de los 50 miembros que activamente proveen los latidos del corazón del estadio. Todos tienen otros roles o trabajos en sus vidas, pero una vez a la semana, todos se reúnen para elogiar a los jugadores en el campo y mantener a las multitudes de pie y con las manos en el aire.

ā€œPoner en marcha un canto que hace que el equipo dĆ© ese paso extra o trate de ser el primero en llegarle a la pelota. AhĆ­ es donde siento que realmente podemos afectar el juego de una manera significativaā€.

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Matthew Casey (left) and Sam Wise (right)

Uniendo a la banda

Cuando se les pregunta quĆ© hay en la preparación del dĆ­a del juego, todos se rĆ­en y admiten: ā€œEsa es una pregunta cargadaā€.

Ocurren tantas cosas en los mÔs de 90 minutos que los fanÔticos ven y escuchan que podría ser mejor comenzar con los preparativos para el próximo partido. En los días que siguen al partido, los líderes tienen una reunión después del partido con los miembros del grupo y del club, para hablar sobre lo que funcionó y lo que no funcionó; si se pasaron o si cruzaron la raya; y dónde pueden mejorar.

Ya para el miércoles, hay una convocatoria para ver quién estÔ disponible para el próximo fin de semana. Luego programan quién estarÔ cargando y descargando el equipo. Entonces, deciden quién estÔ tocando qué de los mÔs de 20 instrumentos que tienen y quién va a llamar los cantos de cada uno desde las tres gradas que estÔn justamente sobre el nivel de campo en la sección de los aficionados. El jueves, estÔn finalizando los tiempos y cualquier idea de último minuto que puedan tener para los cantos en base a las noticias del equipo o del equipo contrario.

Cuando llega el día del partido, si el partido es a las 7:30 pm, los miembros del grupo bajan al estadio a las 2:30 pm. Alrededor de 15 miembros manejan la carga y configuran los tambores y el equipo en el tiempo mÔs caluroso del día antes de que muchos fanÔticos incluso comiencen sus rituales previos al partido. Esto es seguido en un par de horas por una marcha cuando los aficionados entran a su sección del estadio y los ritmos antes del partido para que la multitud comience a emocionarse mientras que llegan a sus lugares. Entonces, es hora del evento principal.

ā€œDurante los 90 minutos que estamos jugando, hay 22,000 personas respondiendo a lo que les estamos sirviendo. Es imposible describirloā€, explica Sam tan bien como puede. ā€œEs adictivo y quieres seguir haciĆ©ndoloā€.

La mayorĆ­a de los miembros luego esperan 30 minutos hasta que el estadio se vacĆ­e para comenzar a desarmar y cargar el equipo. El tambor grande que estĆ” a nivel del campo – el Tambor de Guerra – es tan masivo que requiere que los miembros hagan otro viaje para cargarlo. Para muchos, termina siendo un dĆ­a de mĆ”s de 10 horas, antes de que puedan suspirar de alivio y quitarse los tapones de los oĆ­dos, como a eso de las 11 PM.

Y eso ni siquiera toma en cuenta las prĆ”cticas para ensayar el nuevo material o para que los nuevos miembros se aclimaten al grupo. Como dicen, ā€œdebe haber como 40 talleres y cantos mĆ”s que practicarā€, a los que ni siquiera hemos llegado este aƱo con todo lo demĆ”s que estĆ” sucediendo. Afortunadamente, este grupo no parece perder Ć”nimo a medida que continĆŗan aumentando sus nĆŗmeros y sonidos.

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Chris Dollenmeyer

Los Capos Mandan

ā€œEs un despliegue mĆ”s grande de lo que la gente piensa. Se piensa que otros equipos u otras ligas son mĆ”s orgĆ”nicas, que a ellos [sus cantos] simplemente les salen de la nada, donde 30,000 personas simplemente se unen mĆ”gicamente y conocen el ritmo y las palabras. Y fundamentalmente asĆ­ no es cómo funciona en ningĆŗn lugarā€, explica Austin Adams. ā€œEs solo que hay mucho mĆ”s involucrado en el despliegue y lo que ocurre tras bastidores para hacer que esas cosas sucedanā€.

Austin es uno de los principales capos y líderes de FdN. Se unió durante la temporada de CITY2 el año pasado porque también quería jugar un papel mÔs activo en la comunidad del fútbol.

Austin tiene una percepción diferente de lo que ocurre. Los capos son los individuos que estĆ”n de pie en las plataformas, por lo general de espaldas al juego. En lugar de enfrentarse al campo y a los jugadores, se enfrentan a mĆ”s de 3000 aficionados en busca de seƱales de los mĆŗsicos, la multitud y la acción en la pantalla LED de arriba. ā€œĀæEs este el canto correcto? ĀæQuĆ© estĆ” pasando en el campo? Necesito poder ver lo que estĆ” pasando. ĀæNecesitamos cambiar el canto si el equipo tiene una oportunidad?ā€

Sam describe el trabajo de Austin y de los otros capos como ā€œuna combinación de director de banda, director de la escena y maestro de preescolares donde nadie te escuchaā€. Bromas aparte, esa descripción habla del caos, la confusión y la naturaleza difĆ­cil de tratar de hacer que muchas personas trabajen al unĆ­sono. Pero como Sam afirma, ā€œAsĆ­ es estoā€.

El club admite que CITYPARK fue construido para retener el sonido. El dosel de metal tiene el propósito de reflejar los cantos hacia el campo para intimidar a los equipos rivales. Así como para motiva a nuestro equipo, el alto nivel de decibelios presenta desafíos. Los músicos tienen que mirar a Austin y a otros capos balbuceando instrucciones, ya sea para levantar o reducir el ritmo mientras también buscan las cartas de referencia para saber qué canto le sigue. Incluso los tamborileros que estÔn a dos personas de distancia uno del otro no pueden comunicarse.

Pero esos son temas que este apasionado colectivo estĆ” feliz de trabajar juntos. Se trata de practicar, confiar y permitir que la magia de la experiencia del dĆ­a del partido tome el control.

ā€œQue ocho personas paradas en las gradas de capo y de 10 a 20 tamborileros y trompetistas puedan hacer que 3,000 aficionados estĆ©n mĆ”s o menos en la misma onda… eso es un pequeƱo milagro para mĆ­ā€.

QuizƔs CITYPARK es, de hecho, como una iglesia. Provee el espƭritu comunitario que sientes cuando todos juntos creen en la misma causa. Es donde suceden pequeƱos milagros sobre el campo y en las gradas.

ā€œEsos momentos, cuando los tambores dejan de sonar y solo se oyen todas las voces unidas a lo largo de la secciónā€, son los que ponen una sonrisa en la cara de Zach, mientras cuenta lo que significa para Ć©l. ā€œEsos son los momentos que, 10 aƱos despuĆ©s, todavĆ­a hacen que se me paren los pelosā€.

MÔs información en fleurdenoise.com

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